LA PALMA, DESDE el siglo XVI con la colonización hasta bien
entrado el siglo XX, experimenta un proceso de deforestación en una demanda
continua de suelos para sembrar cereales, vides, higueras y otros frutales, o
sencillamente pastos para la importante cabaña ganadera. Los cultivos de
regadío, que habían marcado pautas en la historia social de la Isla, siempre
estuvieron reducidos a unas pequeñas manchas costeras, en Argual y Tazacorte,
San Andrés y Sauces o la Dehesa, en Santa Cruz de La Palma, ligados todos ellos
a importantes manantiales que manaban un volumen de agua superior a los 20
Hm3/año.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)