domingo, 18 de febrero de 2001

EL MEDIO AMBIENTE Y «FITUR»


Se ha desarrollado con gran éxito en Madrid la Feria Internacional del Turismo, más conocida como FITUR. Un evento que, junto a los que se celebran en Berlín y Londres, constituyen las citas más importantes del sector turístico internacional. He tenido la suerte de visitarla en fechas recientes en mi calidad de consejero del Área de Medio Ambiente, obteniendo impresiones sumamente positivas. Las primeras conclusiones apuntan a una relación cada vez más consolidada entre naturaleza y turismo, calidad del paisaje y respeto al entorno natural. La feria discurre por un recorrido virtual por los atractivos más significativos de más de ciento cincuenta países, amén de los stands regionales, comarcales o locales, como fue el caso de algunos canarios. La presencia y el intercambio de representantes de las instituciones públicas, empresarios del sector, agentes de viaje, en definitiva, de todos los estamentos que tienen que ver en el cada vez más complejo universo turístico nacional e internacional. Por ello es aún más importante, si cabe, la toma en consideración del hecho natural y paisajístico como punta de lanza de la promoción turística y la proyección externa de la mayoría de los espacios geográficos representados en este certamen. 

Así, por ejemplo, determinados ámbitos naturales, como las Cataratas de Iguazú, eran promocionadas con igual entusiasmo por tres países a la vez: Brasil, Argentina y Paraguay.En este marco no deja de sorprender que incluso aquellas sociedades más urbanizadas o que peor han tratado el medio ambiente en los últimos años presentaban paisajes supuestamente naturales como leit motiv de su publicidad. La promoción de Adeje, de sus urbanizaciones litorales y del campo de golf, se acurrucaba bajo la sombra de los pinares en Fitur. El sol y la playa están en recesión como referencia para atraer turistas, sin dejar de ser importantes han pasado a un segundo plano, tras la naturaleza, el paisaje y los valores patrimoniales, en general. Asimismo, es de destacar que lugares que no habían podido ocupar un hueco en este tipo de eventos, como los de la llamada «España interior», tenían una amplia representación en los diversos pabellones, desde La Alcarria hasta la Sierra de los Ancares (entre Galicia y León), pasando por decenas de comarcas que descubrieron sus encantos y atractivos naturales y humanos para el visitante. Por todo ello, la visita interesada desde la perspectiva ambientalista enriquece en el sentido de darnos ideas y alentarnos a perseverar en el cuidado, defensa y revalorización de nuestro paisaje agrario, del marco natural, de nuestros senderos, de nuestra arquitectura tradicional, etc., en definitiva, de nuestra naturaleza en la más amplia acepción de la palabra. En contadas ocasiones, el empresariado canario ha dado muestras en nuestra historia más reciente de su apuesta por los valores ambientales, salvo honrosas excepciones como el caso de D. Enrique Talg, del Hotel Tigaiga, quien desde hace muchos años viene luchando casi en solitario por difundir nuestra «Isla interior», por nuestros viejos y casi olvidados caminos, con las papas arrugadas y el vaso de vino. He aquí un reto en el futuro del turismo en las Islas, la revalorización de espacios, paisajes y modos de vida tradicionales y en recesión desde hace décadas. FITUR nos ha enseñado por dónde debe discurrir el sendero de nuestra principal y casi única actividad económica, no se puede seguir vendiendo indiscriminadamente playas, sol y torres de cemento, al contrario, hay que apostar de forma clara y sin ambages por el descubrimiento de una naturaleza y una cultura que aportan elementos originales y valiosos para las personas que nos visitan y quieren disfrutar de un turismo verdaderamente de calidad.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 18 de Febrero 2001

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