Hasta fechas recientes siempre que nos hemos referido al
plátano lo hemos hecho como cultivo social, ello se ve determinado con claridad
por las más de veinte mil familias que sostiene esta actividad, tanto de forma
directa como indirecta. Asimismo, el plátano constituye un garante de las
economías rurales, fija población en los espacios alejados de los grandes polos
demográficos y zonas turísticas, mantiene el paisaje agrario y singular del
Archipiélago y frena los procesos erosivos.
Todo lo referido justifica de sobra
el calificativo de «cultivo social», en otras palabras, que trasciende por
encima de la mera estadística económica del PIB y repercute en diferentes
planos de la vida del Archipiélago, empezando por lo más básico, la cesta de la
compra, influenciada por los costes de los fletes de los barcos que, una vez
transportadas más de 350.000 Tm. de plátanos, retornan de la Península. Los más
de 7.000 millones de Ptas. pagados por la exportación de este cultivo
disminuyen de forma sustancial el precio de las mercancías que estos mismos
barcos transportan en su viaje de retorno a las Islas. Además, los plátanos
continúan siendo un cultivo social en lugares tan importantes para Canarias
como Buenavista, Tejina, Valle Guerra, Las Galletas, Hermigua, Los Sauces,
Tijarafe, Barlovento y un largo etcétera. Estos territorios viven de su
cultivo, baste con citar los numerosos casos en los que la renta familiar
depende de una fanegada (5.248 m) de plátanos o incluso de unos pocos
celemines. Por otro lado, en La Palma más de 1.500 personas trabajan sólo en
los empaquetados, a los que debemos sumar los que desarrollan su actividad en
los medios de transporte, los puertos, el estibaje, la comercialización, etc.
Esta visión de elevada consideración de una actividad económica desaparecerá en
uno o dos años de repetirse la misma coyuntura del verano pasado. Para
explicarlo, veamos el siguiente cuadro:Precio + ayuda .Año 2000 Calidad Precio
europea .Julio .Noviembre extra extra 8 ptas./kg. 80 ptas./kg. 68 ptas./kg. 140
ptas./kg.
La linealidad de las ayudas, es decir, el mismo dinero en julio que
en noviembre, perjudica notablemente a los agricultores tradicionales que
obtienen rendimientos entre diez y quince mil kilos menos por hectárea,
mientras que las empresas de carácter industrial que cultivan, sin apenas mano
de obra, reciben la mayor cantidad de dinero europeo porque cortan la fruta en
la época más propicia para su comercialización. De ello se deriva la siguiente
paradoja: mientras en Bruselas esgrimimos a la agricultura tradicional y familiar
para obtener las ayudas, es la agricultura industrial y especuladora la gran
beneficiada y la que se lleva la mayor parte del pastel, desplazando,
marginando, condenando a la extinción a la primera. Para intentar remediar esta
situación se ha creado la «Plataforma para un reparto justo de las ayudas», en
contra de las tesis defendidas hasta la fecha por la mayoría de la directiva de
ASPROCAN, que alegan que cualquier modificación en la OCM hará peligrar la
continuidad de la citada financiación. Las mismas ayudas de las que son los
principales beneficiarios, ya que los votos en esta organización se reparten en
función de las Tm. de producción; no cuentan desde luego ni las personas, ni el
paisaje, ni - por supuesto - lo social.A pesar de que hace mucho tiempo, más de
un siglo, que en España el voto dejó de ser censitario, es decir, que sólo
votaban unos pocos, los más ricos y poderosos, sin embargo, así funciona la
«democracia platanera» de ASPROCAN. Ahora bien, lo social y lo paisajístico no
pueden ser utilizados como fachada para el enriquecimiento de los ya de por sí
poderosos con dinero procedente de Europa. Las ayudas son y deben ser para los
que trabajan y para los que las necesitan como agua de mayo, no para los
zánganos.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 13 de Mayo 2001
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