martes, 22 de enero de 2002

Los plátanos y los pinos


EN LOS ÚLTIMOS DÍAS HA circulado de forma interesada, por determinados círculos plataneros, curiosos rumores en contra de la justa distribución de las ayudas europeas al cultivo del plátano, un acuerdo refrendado hace pocos meses por el Parlamento de Canarias y por más de 15.000 palmeros el pasado 6 de septiembre. El mencionado rumor alegaba de manera maliciosa que ese dinero "sería para pagar los pinos de Wladimiro".

Por supuesto, no pienso entrar en contestar estas simples estupideces, entre otras razones porque los hechos nos avalan otra forma de hacer las cosas, pero lo cierto es que el acuerdo parlamentario no ha puesto fin a los graves problemas del sector. La lucha por la defensa de este cultivo continúa y no debemos distraernos por meros "fuegos de artificio", y mucho menos los que llevamos, al menos, quince o veinte años en la brega ininterrumpida por su mantenimiento.
El pasado año terminó con una produción total que rondaba las 420.000 Tm., es decir, el techo fijado en las ayudas de la Unión Europea, a través de la ya famosa OCM. A pesar de estas cotas productivas alcanzadas, aún no se ha visto el freno efectivo que cierre las puertas a las nuevas plantaciones de carácter especulativo, uno de los temas largamente reivindicados desde hace años. Parece ser que a partir del verano se pondrá coto por fin a estas operaciones que tanto daño han hecho al sector.
Por otra parte, en estos momentos se constata una importante pérdida de mercado en la Península Ibérica a favor del plátano procedente del Área Dólar, nuestro gran competidor. Y la culpa es de algunos productores canarios, con nombres y apellidos. Se ha confundido a los consumidores peninsulares exportando variedades similares a las del Caribe (gran enana) y, a la vez, vendido una parte de la produción canaria a las multinacionales con las que competimos. Estas empresas se sirven del plátano canario como "anzuelo" para introducir con mayor facilidad su producto. Para precisar aún más hay que remitirnos a los datos de estas semanas invernales. Se están colocando en las fruterías españolas 3 millones de kilos foráneos y sólo 6 millones de kilos del Archipiélago, con la subsiguiente caída de precios por la saturación del mercado.
Ante este panorama, las conclusiones son previsibles. La supervivencia futura del cultivo tendrá que basarse en consideraciones ecoambientales y sociales. En ese sentido, la potenciación de las variedades tradicionales como la pequeña enana, con plantaciones al aire libre (siempre que las condiciones geográficas lo permitan) y, sobre todo, utilizar métodos y técnicas ecoambientales, como sello de calidad y distinción para toda nuestra producción. Para lograr estos fines son las ayudas tan duramente reivindicadas por la Plataforma, y no para potenciar las plantaciones "industriales", las defendidas con hechos y palabras por ASPROCAN. En este marco es en el que debemos realizar un esfuerzo suplementario para la necesaria y urgente mejora de la comercialización y de la relación con los consumidores peninsulares.
Estas pesetas (o euros) jamás serán utilizadas para plantar pinos, sino para permitir que la gente pueda subsistir en espacios agrarios, viviendo de la agricultura, para que paisajes como los de Buenavista, Hermigua o San Andrés y Sauces pervivan en el espacio como parte de una cultura singular y merecedora de un esfuerzo comun para su preservación, evitando que estos territorios se conviertan en breve en un erial o en un solar.

 Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 20 de Enero 2002

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