domingo, 15 de diciembre de 2002

El desconsolado invierno del Sur de Tenerife


DESPUÉS DE UN SECO OTOÑO, en el que los trabajos de reforestación se han visto dificultados por la escasez de precipitaciones, se asoma el deseado invierno con rostro lluvioso y benefactor para las zonas más áridas de la Isla. En los últimos años hemos padecido una secuencia consecutiva de varios años de sequía que han castigado duramente la labor emprendida hace ocho años de reforestar las laderas sureste de Tenerife, con vistas a recuperar la cubierta forestal de unos lugares que fueron intensamente aprovechados en siglos pasados tanto para obtener madera para diferentes usos, bien para pastos o para terrenos de cultivo.

Desde el punto de vista geográfico, se ha mantenido un enorme esfuerzo humano y material en el cerramiento del "anillo" de la Corona forestal, en los municipios de Candelaria, Arico y Fasnia, lugares donde la erosión constituía (y aún representa) un peligro ambiental de primer orden. Desde 1995 hasta hoy, se han reforestado una media de 100 Has./año de pinares en el Sur y 20 hectáreas de monteverde en el Norte. Podríamos establecer un símil sencillo, que hemos recuperado una cubierta forestal equivalente a 840 campos de fútbol, lo que representa un logro espectacular con relación a la superficie de la Isla y de nuestros espacios naturales protegidos.
Las nuevas plantaciones realizadas en el otoño han tenido que ser abastecidas con camiones-cuba dada la ausencia de lluvias, lo que ha supuesto una ralentización de la reforestación y un despliegue diario de recursos para asegurar la supervivencia de las nuevas plantas. De esta manera, sólo se han plantado unos 15.000 pinos dado que a cada una de ellas hemos tenido que regarla con algo más de 20 litros de agua. Sin la llegada de una borrasca procedente del sur este esfuerzo debería ser mantenido, ya que son los fenómenos meteorológicos que más agua descargan y proporcionan a la reseca superficie de las laderas del sureste tinerfeño.
Con estas lluvias, que aún no han empapado la dermis del sotavento de Tenerife, podríamos recuperar la dinámica normal de reforestación que nos ha llevado a plantar - en estos últimos años - más de 900.000 pinos, cedros, higueras o castaños, de los que han sobrevivido algo menos de la mitad. Lo que representa un éxito histórico para la naturaleza insular, que ha recuperado espacios antaño roturados y ocupados por el hombre y hoy abandonados, con lo que hemos podido detener el proceso de erosión que es especialmente grave y preocupante en esta zona de la Isla.
En definitiva, es difícil explicar a un ciudadano de Tenerife, que viva en la vertiente comprendida entre Erjos y Aguagarcía, que aún quedan espacios en la Isla en los que todavía no han caído ni 5 litros de agua durante el invierno, mientras en sus lugares de residencia se han llegado a registrar hasta los 200 litros. Es por ello que, en este complejo mundo entre climatología y actuación del hombre en el territorio, el esfuerzo continuado del Cabildo Insular de Tenerife para recuperar la ajada piel del sotavento insular y recuperar el pasado color verde que fue en tiempos pasados reemplazado por el ocre, está plagado de dificultades y obstáculos. Así, por ejemplo, aún hoy, 11 de diciembre, estamos cargando cubas de agua para regar los pinos que hemos plantado en zonas como el Lomo Cho Blas, en Fasnia, o que estamos evaluando la posibilidad de tener que proceder a regar de nuevo los 15.000 pinos plantados en noviembre, en espera de la tan deseada borrasca del sureste.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 15 de Diciembre 2002

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