domingo, 6 de abril de 2003

Los almendros: una cultura singular en una isla sostenible


HASTA AHORA, los almendros, las higueras y la mayor parte de los cultivos de secano han venido experimentando una profunda crisis, dado que la actividad económica ha preferido - por sus rendimientos - los cultivos de regadío, primero, y el sector de los servicios, más recientemente.

A pesar de todo, aún perviven en nuestro archipiélago zonas como las del oeste y noroeste de La Palma o las medianías de Santiago del Teide y Guía de Isora, en Tenerife, en las que los almendros todavía dominan el paisaje agrícola. Estos árboles sufren las penurias de la desatención desde hace muchos años, algunos se han secado, casi ninguno recibe cuidados especiales, ni por supuesto podas ni injertos o limpieza de ningún tipo. Han quedado olvidados y marginados como mudos testigos de un tiempo pasado en el que la agricultura alimentó a nuestro pueblo.
En este estado de cosas, hace 6 años, tratamos de comenzar a mejorar las condiciones de estos árboles, en especial, de aquellos que se encontraban al borde de vías públicas, como parte de un patrimonio histórico y natural de nuestra sociedad. Sin embargo, las dificultades no tardaron en llegar, en forma de obstáculos legalistas, ya que no podíamos utilizar fondos públicos para cuidar estos árboles en terrenos privados.
En fechas más recientes, hemos asistido al nacimiento de la Asociación Los Poleos, en la Comarca suroeste de Tenerife (con el apoyo del Gabinete de Desarrollo Rural de nuestro Cabildo), y hemos comenzado a andar juntos, con el convencimiento de que donde no pueda llegar la acción pública llegará el interés de un grupo de ciudadanos, voluntarios y altruistas, que dedica una parte importante de su tiempo y de sus recursos, para recuperar la memoria olvidada de nuestro campo. Ellos han comenzado a limpiar la maleza, a podar, a injertar y, en definitiva, a atender mínimamente a una pequeña parte de las plantas que están pidiendo a gritos unos cuidados básicos para seguir viviendo. Pero esto es sólo el principio. Tendremos en el futuro que hacer extensivos estos cuidados a otros frutales "históricos" de nuestras medianías como las higueras, los ciruelos, castaños, damasqueros, etc.
En este marco se celebró el pasado domingo un emotivo acto en la Bodega Cumbres de Bilma en Chío, para reencontrarnos con los pocos campesinos que aún nos quedan y que nos pueden contar - en primera persona - la importancia real que estos árboles tenían para su subsistencia, de cómo los mimaban y cuidaban como una parte más de su familia. Estos hombres y mujeres nos hablaban a los asistentes, entre los que había una amplia representación de jóvenes, de cómo se comportaban en un entorno en el que la sostenibilidad no era una palabra hueca sino la única garantía para no pasar hambre. Y que ese recuerdo, que hoy se recupera como un objetivo inalcanzable, debe ser un acicate para desarrollar un nuevo compromiso con el patrimonio agrario y cultural, hoy en profunda crisis.
En este sentido, desde hace años se vienen realizando diferentes iniciativas para recuperar este patrimonio rural; entre las acciones a destacar se encuentran la celebración desde hace ya cinco años de la Ruta del Almendro, organizada por el Ayuntamiento de Santiago del Teide, que en su última edición reunió a no menos de 200 personas; o la construcción de carboneras que muestren a los jóvenes cómo se hacía el carbón de madera de almendro, luego utilizado para cocinar. En el momento actual, en el que importamos el carbón para las barbacoas de Paraguay o Argentina, es un motivo para inducirnos a la reflexión la progresiva acumulación de leña en nuestros bosques ante la indiferencia y el desinterés, mientras el riesgo de incendio en los veranos se incrementa exponencialmente. Es decir, que a pesar de poseer los recursos no nos interesa transformarlos para su consumo sino que nos resulta más cómodo importarlos desde el exterior. Justo lo contrario de lo que se hacía antaño de forma automática.
Es por todo ello, que queremos felicitar y animar a esta joven asociación por ayudarnos desde elTercer Sector, desde la ciudadanía de forma directa, a tratar de sensibilizar y educar a toda la sociedad, poco a poco, a la vez que conservamos una parte importante y significativa de nuestro patrimonio.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 6 de Abril 2003

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