domingo, 20 de julio de 2003

La Cruz de Taborno y los aviones


ESTOS DÍAS HEMOS ASISTIDO a un intenso debate sobre el Espacio Protegido del Parque Rural de Anaga y la instalación de una torre de señalización y orientación para la navegación aérea por el extremo N.E. de la zona, ya que el principal punto de orientación de la cabecera norte de Los Rodeos radica desde hace muchos años en la Cruz de Taborno, a unos mil metros de altitud aproximadamente, uno de los extremos más altos del macizo de Anaga.

Para la instalación de los sistemas de navegación aérea, se desforestó en su día un pequeño espacio de monte de algo más de dos mil metros cuadrados de brezos, tejos, acebiños y otras plantas de laurisilva, que ha estado desforestado a lo largo de los últimos treinta años. Sin embargo, estos días aparece este asunto en los medios como un acto de atentado ecológico y medioambiental, situando al Área de Medio Ambiente del Cabildo como cómplice de Aena en esta operación, sorprendiéndonos con una denuncia de un supuesto atentado medioambiental hecha por ecologistas y miembros del Partido Socialista de Santa Cruz.
Queremos dejar claro lo siguiente: a finales de la década de los noventa, Aena se dirigió al Patronato de Espacios Protegidos de la Isla de Tenerife, solicitando una mejora en el balizaje de esta zona de Anaga de acuerdo con las nuevas tecnologías. Posteriormente se celebra una reunión, donde asisten las dos universidades canarias, partidos políticos presentes en el Cabildo y los representantes ecologistas del Patronato, donde se acordó dar curso a estas obras por entender que un tema poco significativo desde el punto de vista medioambiental, de vital importancia para la seguridad de pasajeros y de la navegación aérea de esta zona de Tenerife y del aeropuerto de Los Rodeos, había que darle una salida coherente y práctica.
Por todo ello, queremos dejar patente de manera pública estos hechos, así como los actos vandálicos ocurridos en los últimos días en las instalaciones de la Cruz de Taborno, ya que el medio ambiente, en general, no sólo debe preocuparse de la laurisilva y las tabaibas, sino también de la vida de las personas, puesto que la carencia de una instalación de este tipo en Anaga puede generar serios accidentes aéreos que tengamos que lamentar en el futuro.
Bienvenidas sean las críticas al medio ambiente cuando son constructivas, lamentando el uso demagógico de las mismas, como es el caso que nos ocupa.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 20 de Julio 2003

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