EL PASADO DOMINGO se inauguraron una serie de obras e
instalaciones en el caserío de El Batán, en el Parque Rural de Anaga: mejoras
en la carretera de acceso al pueblo, la pista que da acceso a El Batán de
Arriba, un nuevo local social, etc. Dichos actos convirtieron "ese
día" en este ?en otro tiempo aislado? bello rincón de Anaga en una
espléndida fiesta, con la participación activa de todos los vecinos, tanto los
que aún viven allí como los que emigraron hacia las periferias urbanas del Área
Metropolitana, pero que continúan vinculados emocionalmente al lugar en el que
nacieron e identificados con sus tradiciones.
En este sencillo acto se puso de manifiesto el calor humano
y el cariño que demuestra un pueblo que continúa siendo agradecido con su
tierra, aquí perviven aún elementos comunitarios que aglutinan las distintas
familias de Anaga, aunque gran parte de ellos vivan hoy en La Laguna o Santa
Cruz. El imán cultural que ejerce el origen de estas personas, con sus
singulares señas de identidad continúa siendo un factor importantísimo para las
nuevas generaciones que regresan en los fines de semana a la tierra de sus
antepasados, donde se encuentran de nuevo con sus raíces, vengan de donde vengan,
de La Verdellada, del Suculum, Jardina o Valleseco. De ahí que actos como el
del domingo, con los vecinos y con multitud de visitantes con la fanfarria de
Valle Guerra no sólo nos retrotraen a tiempos lejanos en el medio rural canario
sino que, a la vez, evoca una calidad de vida que tiene que ver no sólo con el
compromiso con el apego a la tierra de esta gente, pues las huertas están
cultivadas de papas, viña, salpicadas de naranjos sino que también ponen de
manifiesto un recuperado ideal de vida, que poco o nada tiene que ver con el
bullicio urbano residencial cargado de estrés, coches y semáforos.
Pero lo que no es menos importante es que las obras
inauguradas el pasado domingo, realizadas por el Cabildo Insular de Tenerife y
por el Ayuntamiento de La Laguna, son la mejor prueba del esfuerzo conjunto y
colectivo no sólo de dos instituciones públicas sino de la Asociación de
Vecinos Cuevas del Lino y de los técnicos implicados, en que se mantiene una
apuesta por la mejora de los núcleos rurales de Anaga o de Teno, demostrando
con ello que se puede conjugar conservación de la naturaleza y calidad de vida
de sus habitantes. Además, las obras realizadas tienen un marcado valor
ambiental, desde la pista de acceso, al Centro Cultural, han sido diseñadas para
estar integradas en el paisaje e impactar lo menos posible.
La realidad permite comprobar que El Batán ya no es el
núcleo aislado y perdido de antaño, que apenas se encuentra a media hora de La
Laguna, y que en estos momentos aporta muchos valores positivos a sus
habitantes. Es verdad que aún quedan cosas por hacer y mejorar, desde la
conexión a Internet hasta la señal de televisión, pasando por la construcción
de una red de pequeños depósitos del agua o de winches que faciliten las
labores agrícolas en los abruptos barrancos de la zona.
En todas estas actuaciones públicas subyace un compromiso
del Parque Rural de Anaga, dependiente del Cabildo de Tenerife, con los
habitantes de esta zona. Esto es posible, sobre todo, porque los vecinos
continúan arraigados a su territorio, defendiendo el medio ambiente en el que
los principales protagonistas son ellos mismos, unidos a la naturaleza de
Anaga. Creemos firmemente que no debemos preocuparnos sólo de las palomas
rabiche y de la laurisilva sino también la calidad de vida de sus vecinos, pues
ambos son los vértices en que se cimienta la gran riqueza patrimonial que posee
Anaga.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 7 de diciembre 2003
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