domingo, 23 de marzo de 2003

El Cabildo y los perros


EN ESTOS DÍAS hemos visto en los medios de comunicación diferentes noticias y cartas al director referentes a la lamentable situación de una señora alemana, vinculada a la protección de los animales, con los responsables de conservación del Parque Nacional del Teide, con relación a los perros abandonados en este espacio natural.

Más allá de que no sea un territorio competencia del Cabildo de Tenerife sí que queremos salir al paso de las críticas vertidas respecto a nuestra política en este apartado. Tampoco se trata de hacer una exculpación de nuestras responsabilidades pero sí es cierto que se trata de un tema que desborda la capacidad de acción de la administración pública y que se inscribe en un capítulo de incivismo de una parte de nuestra sociedad, que llegado un momento y por las causas que sean abandona los perros en medio del monte, originando problemas de diverso orden y nada fáciles de resolver.
Una estimación nada exagerada cifra la cabaña perruna en Tenerife en no menos de 70.000 ejemplares, es decir, cifras similares ya a la cabaña caprina. Si tenemos en cuenta que gran parte de estos animales desempeñan un papel de mascota joven, de cachorros simpáticos, para hacer las delicias de los más pequeños de la casa, y que una vez en edad adulta se pierde el interés por ellos o que las limitaciones de la vivienda o de la forma de vida, las vacaciones, o que dejan de ser útiles para la caza. La consecuencia irreversible es el abandono y el desamparo de los animales que poco a poco se convierten en un problema y en un riesgo para la seguridad de las personas. Ese es el caso lamentable de Las Cañadas del Teide o de los perros cimarrones, totalmente asilvestrados, que asaltan el ganado o que - hace unas semanas - atacaron y mordieron a unos caminantes en Cruz del Carmen, y a uno de nuestras trabajadoras el pasado lunes. Es evidente que se trata de un problema que crece día a día. En estos momentos, aparte del Cabildo de Tenerife, sólo algunos ayuntamientos a través de sus refugios caninos locales, casi siempre desbordados, y la acción altruista y sacrificada de las asociaciones protectoras de animales, están trabajando para paliar esta situación negativa que describimos.
El Cabildo Insular de Tenerife ha realizado y realiza un esfuerzo considerable con diferentes acciones: desde la esterilización de los animales abandonados en la calle (en colaboración con el Colegio de Veterinarios), la inversión de más de 40 millones en la campaña de tatuajes y microchips de perros de caza, la construcción del Refugio canino de Valle Colino - que esperamos que entre en funcionamiento este próximo verano - (con un coste de 157 millones de pesetas) que gestionará la Mancomunidad del Área metropolitana, que reúne a los municipios de Santa Cruz, La Laguna, Tegueste y El Rosario, o la colaboración en la construcción del horno crematorio de Adepac y el reciente compromiso con la Mancomunidad de Roque del Conde (Adeje y Arona) para poner en marcha un nuevo refugio canino para la zona. Estas son algunas de las iniciativas que demuestran este interés del Cabildo por poner coto a una situación que se agrava día a día.
Por todo esto, lamentamos profundamente el drama personal que vive la señora Elke Rossmann que nos merece el máximo respeto, al igual que el resto de personas que dedica su tiempo y sus recursos a la protección de los animales; sin embargo, debemos insistir en que las soluciones verdaderas a este problema pasan por una mayor concienciación de la población que se despreocupa de sus animales de compañía o de caza y que los abandona sin ningún tipo de compasión. Es evidente que no podemos seguir construyendo a lo largo del territorio insular indefinidamente "asilos" para perros, con dinero público, mientras algunas personas continúan eludiendo sus responsabilidades, con lo que generan un grave problema para el conjunto de nuestra sociedad. Es justo pedir un mayor compromiso de todos los agentes implicados en el tema, pero sin olvidar el papel individual y el compromiso que adquiere una persona cuando regala un cachorro a su hijo por su cumpleaños.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 16 de Marzo 2003

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