domingo, 16 de marzo de 2003

La gestión del Cabildo y los espacios naturales de Tenerife


SIN ÁNIMO de entrar en polémicas pre-electorales me permito opinar sobre alguna de las noticias vertidas en los últimos días, en las que dirigentes del PSOE salieron en diferentes medios de comunicación divulgando informaciones erróneas y verdades a medias en un patético y poco sustancial intento de desprestigiar la gestión y la protección de los espacios naturales en la Isla de Tenerife. En ningún caso la cercanía de las fechas electorales puede justificar la manipulación de la realidad que determinados políticos realizan. No obstante, sí que es cierto que estamos obligados a rendir cuentas a la sociedad tinerfeña de cómo protegemos su patrimonio natural, no sólo por los euros que se pagan en impuestos sino porque cualquier agresión que sufren estos espacios puede llegar a ser irreparable en el futuro.

Los ciudadanos que penetran en los espacios naturales protegidos de Montaña Roja, Rambla de Castro, Tabaibal del Porís, Acantilados de Acentejo y de Fasnia, Montaña Amarilla, los malpaíses de Güímar y de Rasca, o en los Parques Rurales de Anaga y Teno, entre otros, deben saber que, en los últimos cuatro años, el Cabildo de Tenerife ha invertido no menos de 11 millones de euros en protegerlos y en mejorar su gestión y su conservación, independientemente de que tuvieran aprobados sus respectivos planes o no, como es lógico deducir. Y es que estos territorios son algo más para nosotros, los trabajadores y trabajadoras de Medio Ambiente de Tenerife, algo más que simples manchas de color sobre un bonito mapa. Cada lugar tiene su riqueza, su singularidad, aquello que lo hace distinto y digno de ser conservado para las generaciones venideras. Es pues un compromiso, una responsabilidad que el pueblo de Tenerife concede a varios centenares de trabajadores y trabajadoras, con una alta cualificación y un cariño por su trabajo que excede sobradamente las meras obligaciones profesionales. Es cierto que muchos de esos espacios naturales sufrieron durante años un grado de abandono y de falta de inversiones realmente notable. A medida que la conciencia medioambiental fue consolidándose en nuestra sociedad los medios y los recursos crecieron, y en la última etapa, a partir de que el Cabildo asume las competencias del Gobierno de Canarias, es el momento en que mayor atención han recibido y reciben los espacios naturales.
Hubo que comenzar por el principio, puesto que nada se había hecho desde que se declararon espacios protegidos. Se delimitaron y algunos se cerraron con muros para, por un lado, informar a los ciudadanos de hasta dónde llegaba la normativa de protección y para, por otra parte, protegerlos de agresiones externas y de presiones urbanísticas. De esta manera, los trabajos desarrollados en lugares como Montaña Amarilla, Montaña Roja, en los Malpaíses de Güímar o de Rasca no constituyen referencias aisladas ni casos excepcionales. Estas acciones se han inspirado en unos principios de diálogo y de colaboración activa con los propietarios que aún conservan derechos sobre las tierras en que se asientan estos espacios. En este sentido, hay que agradecer públicamente a dichos propietarios su actitud de compromiso con la conservación que han asumido casi unánimamente.
En todo momento, se ha aplicado una metodología práctica y aplicada sobre el terreno, con el objetivo fundamental de que la protección sobrepasara la teoría y la fragilidad de los papeles, para que fuera un hecho constatable visual y materialmente. Así, los senderistas y montañeros, canarios y extranjeros, que por cientos recorren los senderos restaurados en estos espacios naturales pueden comprobar in situ cómo la denunciada "falta de actuaciones" en estos espacios es simplemente falsa. Se han demolido obras que impactaban en esos paisajes (Malpaís de Güímar), se ha restaurado con vegetación autóctona (Montaña Amarilla), producida en viveros del Cabildo como el de Fasnia. Por supuesto, se han realizado campañas de limpieza en todos estos espacios porque a algunos canarios aún les falta un sentido mínimo de respeto al entorno, y aprovechan rincones apartados para tirar sus escombros y basuras (Montaña de Guaza). Hemos desarrollado programas de Educación Ambiental para concienciar a las poblaciones visitantes o aledañas de las necesidades de protección y conservación de esos ecosistemas (Montaña Roja). En la Montaña de los Frailes nuestros trabajadores "barrieron" literalmente la flora invasora foránea, liderada por el agresivo "rabo de gato". Se abordó un ambicioso plan de restauración paisajística y de senderos en Rambla de Castro. Y así podríamos continuar, llenando páginas sin descanso sobre todas y cada una de las actuaciones que se han desarrollado estos últimos años en todos los espacios naturales de Tenerife. Dejamos en marcha un ambicioso plan para articular una red de caminos que vertebre todos los espacios naturales a través de senderos de gran recorrido, perfectamente señalados y mantenidos; mejoraremos la participación de la población con un plan de voluntariado ambiental que permitirá a todos los tinerfeños colaborar como quieran en el cuidado de su medio ambiente, etc.
Ahora bien, falta mucho por hacer, sin lugar a dudas, porque hemos de conservar, proteger, divulgar y valorizar más del 40 por ciento de la superficie de Tenerife. Una extensión enorme con una gran complejidad espacial en un territorio orográficamente complicado. Además, a medida que vamos avanzando también aprendemos, de nuestros errores y de nuestros aciertos, como es lógico. Que nos gustaría tener más medios, más recursos humanos, más dinero, por supuesto, como al resto de las áreas del Cabildo, como los hospitales del Cabildo, como cultura, como infraestructuras, pero también es incuestionable que el Cabildo de Tenerife viene realizando desde hace ya muchos años un esfuerzo creciente material, humano y presupuestario, en materia medioambiental, que va a continuar sin lugar a dudas en los próximos años.
Sin embargo, más allá del dinero no sé si saben los señores del grupo socialista que el gran potencial que este Cabildo posee con relación a la gestión medioambiental es su capital humano, un fenomenal grupo de hombres y mujeres, plenamente ilusionados y concienciados sobre la tarea que desempeñan. Que se han creado 38 plazas, la mayoría de personal técnico, en un compromiso incuestionable por mejorar la cantidad y calidad de nuestros recursos humanos. Además, puedo afirmar con rotundidad que se trata del equipo técnico más cualificado del Archipiélago y que constituye un ejemplo para otros Cabildos vecinos que, en los últimos años, nos han visitado repetidamente y han aprovechado nuestro modelo para mejorar sus propios departamentos ambientales. Por tanto, si se acusa al Cabildo de no "ser capaz de proteger a los espacios naturales de la Isla" se está acusando a todos los que estamos comprometidos en la conservación de nuestro paisaje y de nuestra biodiversidad de dejación, de incompetencia o de absentismo laboral. Y eso desde luego no vamos a admitirlo venga de quien venga, ni nosotros, los políticos responsables, ni ellos, los trabajadores y trabajadoras de Medio Ambiente. En otras palabras, estamos de acuerdo con los compañeros del PSOE que aún queda mucho por hacer pero no podemos aceptar que se ignore o descalifique todo lo que se ha hecho, que ha sido mucho y bueno para nuestros espacios naturales protegidos.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 16 de Marzo 2003

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