domingo, 1 de septiembre de 2002

Pinolere y Benijos: experiencias sostenibles en una Isla insostenible


EN ESTOS DÍAS, mientras se celebra la feria de Pinolere, una cita obligada para todos los que estamos relacionados de una forma u otra con el mundo tradicional canario y su cultura. Con similar finalidad asistíamos la semana pasada a la presentación de la revista de etnografía canaria "El Pajar", una referencia también imprescindible en los últimos tiempos para importantes parcelas de la realidad de la cultura y sociedad tradicional canaria.
Desde esta tribuna literaria se hace una necesaria lectura de nuestro territorio, desde "la vera de enfrente", es decir, desde el lugar contrario al que se localiza nuestra sociedad actual, caracterizada por el consumo, derroche y el olvido de nuestro pasado. La sociedad canaria es un ejemplo paradigmático de evolución relampagueante, del arado romano y el burro hemos oscilado, como péndulo incontrolado, hacia el semáforo, los rallies y las hamburgueserías, en poco más de dos décadas. Un cambio tan brusco es imposible que no genere traumas y desajustes graves, no sólo en el territorio, sino en la propia sociedad que lo habita. No deja de resultar cuanto menos sorprendente que, en apenas 30 años, la sociedad canaria haya olvidado o relegado nada menos que 470 años de su historia moderna y contemporánea.
De esta forma, tenemos a un pueblo insular, alejado de Europa, su principal referente cultural, con un problema de inmigración creciente, que a duras penas es capaz de mantener una identidad propia, basada en la historia que construyeron nuestros padres y abuelos. Por el contrario, nuestro Archipiélago deriva de forma casi incontenible para convertirse en un pequeño barrio satélite de la mal llamada "aldea global".
A pesar de este triste escenario en que se han convertido las Islas, existen algunas experiencias que nos permiten tener alguna esperanza en el futuro. Uno de ellos es la cita periódica con la revista "El Pajar" y otros son la Feria de Pinolere y el barrio de Benijos. Ejemplos vivos de cómo es posible sacar adelante verdaderas iniciativas de desarrollo sostenible, de cómo es posible que hombres y mujeres motivados obtengan rendimientos dignos utilizando su historia, sus recursos, su cultura y su economía. Estas experiencias son algo más que hechos aislados e inconexos, nacen de un substrato cultural que aún existe en amplias zonas de nuestro territorio, en casi todas las Islas del Archipiélago. Existe y se puede localizar - si lo buscamos - un pueblo arraigado a la tierra, a su historia y que lucha por no perder su memoria histórica, casi siempre de forma altruista y poco reconocida, pero igualmente valiosa.
Entre los Altos del Valle de La Orotava, unido con Tierras de Mesa, en San Juan de la Rambla, Icod de los Trigos, en Los Realejos, y la Comarca de Acentejo, se encuentra la zona agrícola de medianías más dinámica y rica del Archipiélago, donde los cultivos de papas y de viña y, en el caso de Benijos la ganadería, están dando un ejemplo de cómo se puede obtener rentabilidad de nuestro medio rural. Benijos, en los Altos del Valle de La Orotava, alberga una floreciente actividad ganadera, ejemplar para el resto de Canarias, centrada en la leche y sus derivados, que se complementa con la papa y el viñedo. La cooperativa de Benijos, que ocupa en la actualidad unas tierras consideradas, hasta hace muy poco, marginales y de secano (casi sin valor), mueve una facturación anual superior a los 500 millones de pesetas. Pero es que además de la rentabilidad económica de este caso hay que añadir varios aspectos sobresalientes: la dignificación social que ha llevado implícita la mejora de las condiciones de vida para los vecinos del barrio, con rentas distribuidas equilibradamente para la comunidad y, algo muy importante y excepcional, la decidida incorporación de jóvenes a una actividad primaria floreciente y atractiva. Por otro lado, tenemos el complemento de sostenibilidad, con el aprovechamiento intensivo de la pinocha de los bosques para su posterior utilización para elaborar abonos orgánicos o cama del ganado, aliviando la tarea del Área de Medio Ambiente en la conservación de los montes insulares y en la prevención de incendios. Benijos es el ejemplo real del que todos hablamos y muy pocos son capaces de llevar a la práctica: la economía sostenible. Un proyecto lleno de ilusión y esfuerzo colectivo que pone de manifiesto que aún es posible nadar en contra de las tendencias dominantes en la mayor parte de nuestra sociedad y de las teorías al uso.
Estas palabras tratan de constituir mi sencillo y modesto homenaje a las personas que están detrás, que promueven, organizan, que no se desaniman ante las dificultades y que luchan con todas sus fuerzas y día a día por hacer posible experiencias como "El Pajar", la Feria de Pinolere o la cooperativa de Benijos. Va por ustedes.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 1 de Septiembre 2002

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